La peli de terror irlandés que arrasa en los festivales: "El miedo ya no es sangre y tetas"
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El terror es un género en ocasiones tan denostado que es imposible no plantearse qué hace que una película sea buena. ¿Debe sorprender? Sí. ¿Asustar? Lógicamente. ¿Basa sus golpes de efecto en la música? En ocasiones, demasiado. Si bien hay una serie de elementos que suelen repetirse en todos los filmes de este género, todavía hay películas que tienen la capacidad de asombrar, aunque sea un poco. Es el caso de Fréwaka, película irlandesa de 2024 que llegó este pasado viernes a Filmin y que combina terror, folk horror y drama.
La historia contiene todos los elementos para dejar encendidas las luces de casa cuando te vas a dormir. Una estudiante de enfermería (Clare Monnelly), cuya madre obsesionada con figuritas y relicarios de la Virgen acaba de suicidarse (detalle importante), debe viajar a una aldea apartada de la mano de Dios para atender a una mujer mayor que acaba de sufrir una apoplejía y vive recluida (Bríd Ní Neachtain). En cuanto llega a la casa, como es normal, comienzan a suceder cosas raras y perturbadoras, pues la mujer está obsesionada con que Aes Side la secuestró durante su noche de bodas y que va a volver. La enfermera no la cree aunque en la casa estén sucediendo continuamente sucesos paranormales. Aes Side es el término irlandés para una raza sobrenatural de la mitología irlandesa y escocesa, comparable a las hadas o los elfos, que viven en un mundo invisible que coexiste con el de los humanos.
A la dirección está Aislinn Clarke, especialista en un género como es el terror que hasta hace muy poco se consideraba mayoritariamente masculino (aunque con protagonistas femeninas, que por algo existe el estereotipo de la final girl). La directora ha elegido no solo elementos del folclore irlandés, sino que prácticamente toda la película está rodada en ese idioma, lo que es una decisión arriesgada. Salen muchas cabras y vecinos de la comunidad rural que no invitan precisamente a querer pasar una temporada en Irlanda. De cualquier manera, ya la han apodado la Midsommar irlandesa, lo que es un halago, y ha sido elogiada en su paso por distintos festivales (Sitges o Locarno). Hablamos con su artífice.
"La historia viene... de mi infancia", relata Aislinn Clarke a este periódico, a propósito del folclore que tiñe toda la cinta. "Crecí en una zona de habla irlandesa, así que escuchábamos muchas historias tradicionales. Este tipo de folclore y mitología infantil siempre me ha interesado, y puede ser aterrador si se lo propone. Por eso la película está rodada en irlandés, porque quería que de alguna manera la historia naciera desde mi relación con el idioma y con esas historias que siempre me parecieron tan inquietantes, que me contaban en el colegio. Ese tipo de folclore es como si apelara directamente a nuestras emociones, a cosas sobrenaturales que siempre han estado con nosotros".
"Esas historias del folclore irlandés siempre me parecieron muy inquietantes, me las contaban en el colegio"
Aunque en la cinta la religión católica también cobra importancia, y es utilizada para dar miedo (como es habitual en el género de terror). Hay crucifijos y figuras de Vírgenes que brillan en la oscuridad. "Bueno, en Irlanda el catolicismo ha estado muy presente durante siglos, pero aquí también es una religión extraña, con muchos elementos paganos", reflexiona Clarke. "Creo que es algo que también pasa en España, donde además la peli está teniendo muy buena acogida. En mi caso, me interesaba la mezcla entre lo religioso y lo ancestral: imágenes de la Virgen María, los pequeños rituales que antes la gente hacía para curarse... todo eso se ha entrelazado. Es muy difícil separar qué viene de dónde. Esa mezcla me parecía fascinante y real".
Clarke viene de dirigir otras películas de terror (The Devil's Doorway, Childer...) por lo que no está de acuerdo con que el cine de terror sea cosa de hombres (Julia Ducournau —Titane— y Coralie Fargeat —La sustancia— estarían de acuerdo con ella): "Creo que más bien la industria asumía que el cine de terror era cosa de hombres", puntualiza. "Recuerdo que en las escuelas de cine incluso te decían que debías tener un momento de "tetas y sangre" en cada película, como si fuera una fórmula. Pero gracias al streaming se pueden ver datos que demuestran que la audiencia principal de este tipo de contenido son las mujeres. Eso nos ha dado espacio para contar historias diferentes, como o It Follows, que tiene un enfoque muy femenino. Creo que ahora la gente se está dando cuenta de que hay otras perspectivas posibles".
Quizá por ello todos los personajes de la cinta son mujeres, aunque Clarke asegura que no fue una decisión deliberada: "Curiosamente, no lo pensé de forma consciente. La historia requería que fueran mujeres porque trata sobre novias y sobre lo que significa casarse. No me planteé hacer una película solo de mujeres como una declaración de intenciones, simplemente era lo que pedía la historia. Pero sí que es verdad que estamos acostumbrados a ver películas como La cosa de John Carpenter, donde solo hay hombres, y eso no se cuestiona. En cambio, cuando hay solo mujeres, parece que hay que justificarlo. Para mí, simplemente era una elección honesta y funcional".
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"Al rodarla en irlandés, sabía conscientemente que iba a tener un público más pequeño, especialmente con una lengua minoritaria", explica. "Pero para mí fue liberador, porque la película fue financiada casi completamente por el canal de televisión TG4, que solo emite en irlandés. Así que todo el equipo hablaba el idioma y el enfoque era completamente diferente. No teníamos que adaptarnos a una lógica comercial. Eso me dio libertad para contar la historia de forma honesta y, curiosamente, al final ha llegado también a hablantes no nativos. Creo que la gente siempre ha disfrutado de películas extranjeras, ya sean en español, japonés, coreano… el idioma no es una barrera real. Pero no pensaba que fuera a llegar tan lejos y que fuera a funcionar tan bien en los festivales. Solo quería ser fiel a mí misma, al idioma, a las historias de mi infancia y a mi cultura. No tenía expectativas. La gente se ha sentido muy conectada con la historia. Es muy bonito".
"La gente siempre ha disfrutado de películas extranjeras, ya sean en español, japonés, coreano… el idioma no es una barrera real"
Así pues, la última pregunta pertinente es la que abre el artículo: ¿Qué hace que una película dé miedo y, por tanto, sea buena? Clarke sonríe: "Buena pregunta. Creo que depende del espectador. Hay gente que se asusta con cosas muy concretas, pero para mí lo más aterrador es cuando intentas comunicar algo que no se puede poner en palabras, como esa sensación que tienes al despertar de una pesadilla y que es imposible de explicar. Intento que el espectador sienta lo que yo sentí. La música en esto es clave. El compositor es un genio a la hora de transmitir emociones. Para mí el terror es eso: comunicar lo inexplicable".
El Confidencial